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Paleta de colores corporativos

Para gustos, los colores corporativos… ¿o no?

Probablemente, uno de los aspectos más desaconsejables a la hora de desarrollar los colores de una marca sea entrar en el terreno de los gustos personales. Es frecuente escuchar a algún cliente decir algo tipo “por favor no utilices naranja, que no me gusta” o todo lo contrario “me gustaría que probaras con naranja que me gusta mucho”. Entrar aquí puede tener como consecuencia que el resultado final de la nueva marca o nuevo posicionamiento sea del gusto del contratante pero no una buena solución técnica y/o estratégica.

Por eso, cuando comenzamos un proceso de diseño/ rediseño de marca explicamos a nuestros clientes que es importante tener una mirada más amplia; pensar en la historia de la empresa, en el mercado y la competencia, en su propio posicionamiento o en qué canales son los principales puntos de contacto con los públicos.

¿Por dónde empezamos a definir el color de la marca?

Nosotros en los proyectos de diseño de marca empezamos por unas sesiones de análisis y diagnóstico de marca. En éstas se trabajan, entre otros, estos aspectos (trayectoria de la marca, mercado, target, valor diferencial…). De manera que las conclusiones de estas sesiones ya nos dan las pautas que orientarán la identidad visual de la marca.

Esta fase previa al trabajo de diseño es la mejor herramienta para entender dónde estamos, de donde venimos y qué objetivos queremos alcanzar. Además, es un razonamiento objetivo que ayuda a comprender el porqué de la identidad visual y verbal de la nueva marca y/o posicionamiento.

¿Cuáles son las razones que definen los colores corporativos?

1. Razones estratégicas

Uno de los motivos más habituales para decantarnos por un color u otro. Pensar en cuál es el más idóneo de acuerdo al púbico de la marca, su tono, su territorio y posicionamiento.

Un ejemplo claro es Google que a través de sus colores y tipografía nos transmite su sencillez de uso. O numerosas marcas relacionadas con la moda como Emporio Armani o Vogue que utilizan el negro, que representa la elegancia.

2. Razones tácticas

Es el caso de ING, hasta su nacimiento ningún banco era de color naranja. Aprovechó un hueco dentro de su sector y eligió un color corporativo que no tenía ningún otro diferenciándose así de la competencia. También es el caso de la marca SMINN, en la que utilizamos un marrón chocolate combinando con colores muy vivos como el magenta o el cyan. El marrón no es ni de lejos un color habitual en el mundo de la electrónica para automatismos y mucho menos en el ámbito estatal donde priman los azules y grises.

3. Razones técnicas de reproducción

Muy frecuente en las marcas cuyo canal preferente es el digital que eligen colores en RGB (junto con tipografías con buena resolución y lectura en distintos tamaños de pantalla). También las marcas de ropa tienden a elegir colores sencillos de reproducir en todos los soportes que utilizan; etiqueta de cartón, etiqueta textil, bolsas, rótulos…

4. Razones históricas

Este es el caso en el que el color de la marca tiene relación con la bandera de su lugar de procedencia o su historia. Por ejemplo, es el caso de los clubes de fútbol o de restaurantes con un fuerte carácter local.

En definitiva, en el proceso de elección del color que represente la marca es importante huir del “me gusta / no me gusta” porque el resultado suele ser algo meramente estético con un recorrido más bien corto. Pero también es nuestra responsabilidad como expertos argumentar nuestras propuestas con una fase previa de análisis y diagnóstico que nos ayude a dar contexto y visión al trabajo global.

Si estás valorando la necesidad de diseñar o rediseñar la marca de tu empresa no te lies pensando en qué color te gusta más a ti o tus socios y confía en el criterio de las personas expertas que tengan en cuenta una perspectiva global.

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