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happy pills la actitud conforma la marca

Happy Pills con sabor agridulce

Vaya por delante que me parece una excelente idea la de Happy Pills. Desde el concepto de negocio, el nombre, su imagen de marca o el diseño de sus tiendas. Los diseñadores del estudio M de Barcelona renovaron con gran acierto la idea de negocio de una pequeña tienda de chuches de Barcelona. Lo transformaron ofreciendo un producto estándar de una forma diferente a un público distinto. Convirtieron aquella pequeña tienda de golosinas en la farmacia más dulce e hicieron de ella una tienda de gominolas para adultos.

Le dieron un nuevo nombre y logotipo (una cruz rosa con un claro parecido al símbolo de farmacia), diseñaron el local en un blanco impoluto que también tiene connotaciones de la idea de farmacia o salud y desarrollaron un concepto de packaging fantástico. Happy Pills nos vende dulces pildoritas para hacer frente a los lunes, al jefe, a la crisis… Todo ello en unas botes y botiquines chulísimos con una prescripción del tipo “para después de una noche loca”, “para los domingos de mantita y televisión” que redondean la idea de pildoras de la felicidad.

Tal fue el éxito de la idea que empezó en Barcelona y se ha ido extendiendo por otras ciudades hasta llegar a Bilbao. Es en esta tienda donde las gominolas no me dejaron el sabor dulce que cabía esperar. El otro día pasé por la tienda y no pude evitar la tentación de comprarme mi dulce antídoto contra los días de lluvia. Entré me compré mi botecito y también dos envases en forma de pastillero para regalar, así que elegí tres pegatinas, una para el bote y una para cada pastillero. Cuál fue mi sorpresa cuando la vendedora me dijo que no podía utilizar las pegatinas en los pastilleros porque eran exclusivamente para los botes. Le miré con cara de sorpresa y le pregunté por qué pero no me supo responder. Le pregunté si tenían etiquetas adaptadas a los pastilleros y no tenían. Así que tras una serie de preguntas sin respuesta me fui de la tienda con mi botecito, sin mis pastilleros y con un mal sabor de boca (menos mal que son pildoritas que nos endulzan la vida…)

A la conclusión que he llegado es que, supongo, las pegatinas quedan mejor en los botes que en los pastilleros, algo que no discuto. Pero no puedes imponer a tu cliente cómo ha de llevar lo que ha comprado. Es como si nos compramos un traje y el sastre viene detrás exigiéndonos que lo llevemos de esta u otra manera. No nos engañemos, a todos alguna vez nos ha pasado que hemos hecho un diseño y después se ha aplicado de una manera que no consideramos la adecuada. Para evitar que esto ocurra hemos de asesorar a nuestros clientes cómo utilizar el diseño desarrollado y sus aplicaciones y tratar de detectar las distintas necesidades. Pero nunca podemos exigir.

Puedo comprender que Happy Pills quiera cuidar la imagen de sus productos pero creo que el camino elegido no es el adecuado. Desde mi punto de vista la labor de la vendedora ha de ser la de asesorar cómo colocar las etiquetas pero nunca la de imponer. Además el personal de la tienda ha de estar atentos a las necesidades de su público para detectar posibles necesidades insatisfechas, como puede ser etiquetas para los pastilleros, y si ven que es una demanda extendida, satisfacerla con una etiqueta adaptada a este soporte. Con esta actitud todos saldremos además de con un sabor de boca dulce con una sonrisa.

MAD 2012 (1ª parte): Eskenazi, Sagmeister y Jordi BaresLas marcas: conversación vs monólogo